lunes, 20 de noviembre de 2006

Belisario Betancur es una vergüenza para Colombia



Hoy, -veintiún años después del Holocausto del Palacio de Justicia-, al conocer las conclusiones preliminares a que ha llegado la Comisión de la Verdad de la Suprema Corte de Justicia, Belisario Betancur, luego de presidir un Congreso Internacional sobre Derechos Humanos (sic) en Valladolid, ha expedido una declaración insolente y chapucera donde sostiene que él ya fue absuelto en dos ocasiones.
El 6 de Noviembre de 1985 treinta y cinco integrantes de la guerrilla M-19, secuestraron a más de medio millar de ciudadanos, entre ellos un buen numero de altos magistrados, magistrados auxiliares y auxiliares judiciales. Todos los jueces fueron asesinados junto a otros cien inocentes, de los cuales 11 están aun desaparecidos. “Lo cierto –dice el informe- es que la gran mayoría de los cuerpos se encontraron desmembrados, mutilados, calcinados y por lo menos tres de los Magistrados: los doctores Alfonso Reyes Echandía, Ricardo Medina Moyano y José Eduardo Gnecco Correa mostraron en sus restos mortales proyectiles de armas que no usó la guerrilla”
El informe sostiene que Belisario Betancur, jefe de las fuerzas armadas y presidente de Colombia, se negó a hablar con el Presidente de la Corte aduciendo que era un rehén; desoyendo las suplicas de los propios magistrados y de numerosos personajes de la política y el pueblo mismo, quienes pedían les salvara la vida. “Se dio –sostiene el informe- un vacío de poder porque el Presidente, simplemente, fue un espectador del desarrollo de los acontecimientos”.
Es hora pues de que digamos basta a las presunciones de inocencia de Belisario Betancur.
Porque Belisario Betancur, quien pretende ser un hombre sabio, no es otra cosa que el representante de la más vergonzosa de las especies de colombiano alguno. Un politiquero con un apetito insaciable por el poder y la riqueza. A pesar de que sólo llegó a la presidencia de la republica en 1982, luego de varios intentos frustrados, obrados por la desconfianza que despertaba entre los gamonales de su partido, Betancur ha vendido, por más de sesenta años, la imagen de mecenas de artistas y poetas.
Nacido en el seno de una familia de gentes humildes pero cerrilmente de derechas, en una afligida vereda de la no menos triste Amagá, gracias a una beca pudo estudiar el bachillerato en el Seminario de Yarumal y hacerse Doctor en Derecho en la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín. Tan útil sería a su partido, el conservador, que a los 22 años ya era Diputado a la Asamblea de Antioquia, a los 27 representante a la Cámara y a los 30 miembro de la Asamblea Constituyente que proclamó como presidente constitucional a Laureano Gómez, estrenándose, a los 40, con la llamada Masacre de Santa Bárbara, como ministro de trabajo del gobierno de Guillermo León Valencia, otro de los más horrendos y sangrientos que conozca la historia de Colombia.
Luego iniciaría su conquista de la riqueza en este mundo al crear ANIF, la Asociación Nacional de Instituciones Financieras y ocupar la embajada de Colombia en España y la representación diplomática en los países árabes.
Periodista y director de diarios reaccionarios como La Defensa y El siglo, ¿poeta? y narrador, desde su temprana juventud supo sacar partido a esas artes creando empresas lucrativas como la Editorial Tercer Mundo y otras afines, alcanzado lugares de privilegio en las juntas de dirección de empresas culturales como la Academia Colombiana de la Lengua, la Academia Colombiana de Historia, la Academia Colombiana de Jurisprudencia, la Comisión del V Centenario del Descubrimiento de América, la Fundación Santillana para Iberoamerica, el Club de Roma, la Academia Pontificia de Ciencias Sociales del Vaticano, el Círculo de Montevideo, el Club de Madrid, el Festival de Arte de Cali, el Festival de Poesía de Medellín, la Tertulia de Gloria Luz, el Festival de Teatro de Bogotá, la Casa de Poesía Silva, el Instituto Caro y Cuervo, la Sub-dirección de Cultura del Banco de la Republica, el Suplemento Babelia de El País de Madrid, la Casa de América de España, el Festival de Música Religiosa de Popayán, el Hay Festival de Cartagena, el Premio Nóbel de Gabriel García Márquez, la Feria del Libro de Bogotá, las revistas Golpe de Dados, Casa Silva, Pie de Página, Boletín Bibliográfico, las editoriales Santillana, Richmond, Alfaguara, Taurus y Aguilar, con sus respectivos premios anuales, y el año que entra, el IV Congreso de la Lengua Española en Cartagena.
Vínculos y tentáculos que en últimas sirven en exclusivo para el ejercicio de su poder y de maquillaje a sus vergüenzas y ejecutorias políticas, al tiempo que se lucra, jugosamente, con los dineros públicos y privados al controlar con férrea mano las actividades de los Ministerios de Cultura, Educación, Relaciones Exteriores e Institutos de Cultura de los Distritos de Bogotá, Medellín, Cartagena, etc., dedicados a financiar eventos que organizan personajes y empresarios vinculados, a través de lazos comerciales y políticos con los grandes consorcios multinacionales como Jesús de Polanco, presidente del grupo mediático español Prisa; Ana Patricia Botín, presidenta de Banesto y heredera del banquero Emilio Botín, principal accionista del Banco Santander Central Hispano, pilar del grupo financiero más grande de España y segundo mayor de Europa; Manuel Pizarro, presidente del Grupo Endesa, multinacional española de la energía eléctrica que el año pasado tuvo ingresos por mas de 20.000 millones de dólares; Francisco Pinto Balsemao, fundador del Grupo Impresa, el más grande de medios en Portugal, con ventas superiores a 400 millones de dólares; Guillermo de la Dehesa, directivo y asesor de empresas como Aviva, la quinta aseguradora más grande del mundo, Unión Fenosa y Goldman Sachs Europa; Carlos Slim Elú, el hombre más rico de América Latina y el número 17 del mundo, dueño de Telmex y América Móvil, con una fortuna que la revista Forbes ha calculado en casi 14.000 millones de dólares o Gustavo Cisneros, dueño del emporio venezolano de medios de comunicación de su mismo nombre, que agrupa empresas como Univisión y Direct TV en América Latina. Sin contar las fortunas y prestigios de intelectuales como García Márquez o Carlos Fuentes, dos de sus íntimos amigos.
Labores todas estas a favor su patrimonio y el gran capital, por las cuales ha recibido premios y condecoraciones como el Príncipe de Asturias, Gabarrón, la Gran Cruz de Isabel La Católica, la Orden de Carlos III, Águila Azteca, la Legión de Honor y otras de varios países latinoamericanos.
Sin olvidar que durante esos años de ires y venires entre Casa Verde y una Casa de Nariño con poetas, sopranos, pianistas, pintores, aguardiente y lagartos, ocurrieron otros hechos terribles y dolorosos como el Terremoto de Popayán, con mas de cien muertos y la destrucción del centro histórico de la capital del antiguo Estado del Cauca; la catástrofe donde una avalancha de hielo provocada por el volcán Arenas convirtió la población de Armero en una inmensa playa de lodo donde quedaron sepultadas 25.000 personas; el asesinato del ministro de Justicia Rodrigo Lara Bonilla, o aquel avión que se estrelló en Mejorada del Campo y donde murieron escritores como Marta Traba, Ángel Rama, Jorge Ibargüengoitia, Manuel Scorza o la actriz Fanny Cano, que venían a Bogotá a participar en un Encuentro de la Cultura Hispanoamericana.


Belisario Betancur es una vergüenza para Colombia.


Harold Alvarado Tenorio